Verdes colinas de África es una obra maestra del reportaje donde Ernest Hemingway cuenta la estancia que pasó en África durante un mes en 1933. En ese periodo estuvo dedicado a una de sus grandes pasiones: la caza mayor. La luz africana, el paisaje febril, la excitación y la tensión que produce la caza se convierten para Hemingway en motivos de reflexión que van mucho más allá del safari y la simple narración turística. Como siempre, Hemingway logra elevar la anécdota a la categoría de mito, explorar la condición del hombre a través de sus instintos más primarios y, en definitiva, indagar en torno a la cuestión de la muerte y el deseo.