Algunos detectives valen más por lo que callan que por lo que dicen. C. Card vale más por lo que no tiene que por lo que tiene. No tiene buena suerte, y tampoco tiene escrúpulos, ni vergüenza, ni nada que perder. Pero tiene un caso: una rubia adinerada muy aficionada a la cerveza le encarga robar el fiambre de una prostituta preciosa. También tiene un mundo paralelo: Babilonia. Cuando sueña con Babilonia, se convierte en una estrella del béisbol, en chef de un restaurante mexicano, en el mejor amigo de Nabucodonosor... Pero soñar con Babilonia es peligroso: cuanto más consigue allí más pierde en el mundo real.