A medio camino entre la autobiografía, el libro de viajes y el reportaje político, esta trilogía reúne en un volumen La celda de Próspero, situada en el Corfú de los años cuarenta, amenazado por la Segunda Guerra Mundial; Reflexiones sobre una Venus marina, acerca de Rodas en 1953, donde Durrell trabajó como diplomático tras la guerra, y Limones amargos, centrada en el Chipre de 1953-1956, cuando los chipriotas griegos pretenden liberarse de la dominación británica recurriendo a la idea de unidad nacional griega, lo que les lleva a enfrentarse a los chipriotas turcos. Las observaciones sobre el carácter de los habitantes de la isla van entrelazados con comentarios sobre la actualidad política y social, con descripciones de paisajes, con evocaciones históricas, con emotivas anécdotas y con recomendaciones gastronómicas que convierten estos tres libros en raros ejemplos de un tipo de libro muy propio de Durrell pero absolutamente inclasificables, tan originales como cualquiera de sus novelas.