Es esta una nueva novela protagonizada por Gervase Fen, profesor de Lengua y Literatura inglesa de la Universidad de Oxford y detective aficionado. Ya han transcurrido casi diez años desde que resolviera el extraño caso de “La juguetería errante”, pero en esta ocasión el profesor se desplaza a Castrevenford, donde acude a la llamada de un amigo, el director de la escuela Castrevenford, para la jornada festiva de entrega de premios y diplomas.
Pero como era de suponer, justo antes de la llegada de Gervase a Castrevenford en su deportivo rojo se producen varios sucesos extraños: un misterioso robo, dos profesores son asesinados y una chica de dieciséis años desaparece. El superintendente de la policía, desbordado por los acontecimientos y conociendo la fama de Gervase resolviendo crímenes, acepta su ayuda encantado.
A partir de aquí se entrelaza, paralelamente a la jornada festiva de la escuela, la investigación de los crímenes por parte de la policía y Gervase Fen, al que el lector tiene en el punto de mira. Las pesquisas llevan por caminos y circunstancias inesperadas, se añaden nuevos hechos y personajes a la trama y lo cierto es que cada vez es más enrevesada y parece imposible de desenredar. No así para nuestro protagonista, cuya intuición roza lo increíble, para finalmente revelar él solo el orden lógico y aplastante de todo lo sucedido. No quiero adelantar nada al futuro lector, pero diré que todo se perfila de manera bastante original. Por mi parte destacaría también el papel de los personajes secundarios, abundantes, y todos los aspectos que giran alrededor del colegio y su director. Tampoco faltan las referencias literarias habituales en sus libros.
Es el segundo libro que leo del autor, y aunque, en mi opinión, no llega al nivel de “La juguetería errante”, es una lectura agradable, amena y muy recomendable para los que gustan de las novelas de detectives con dosis de humor inglés.