Resumen

Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis años, detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: náuseas, desaparición de la libido e impotencia. Su periplo arranca en Almería –con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera si protagonizasen una película romántica, o una pornográfica–, sigue por las calles de París y después por Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura –ni siquiera Proust o Thomas Mann– no es una tabla de salvación. Florent-Claude descubre unos escabrosos vídeos pornográficos en los que aparece su novia japonesa, deja el trabajo y se va a vivir a un hotel. Deambula por la ciudad, visita bares, restaurantes y supermercados. Filosofa y despotrica. También repasa sus relaciones amorosas, marcadas siempre por el desastre, en ocasiones cómico y en otras patético (con una danesa que trabajaba en Londres en un bufete de abogados, con una aspirante a actriz que no llegó a triunfar y acabó leyendo textos de Blanchot por la radio...). Se reencuentra con un viejo amigo aristócrata, cuya vida parecía perfecta pero ya no lo es porque su mujer le ha abandonado por un pianista inglés y se ha llevado a sus dos hijas. Y ese amigo le enseña a manejar un fusil...

9 Críticas de los lectores

6

Es el primer libro que leo de este autor. Reflexiones interesantes aunque algunas partes del libro se me han hecho algo densas.

hace 4 meses
8

De lectura entretenida y bien concebida, la traducción de Anagrama es bastante adecuada

hace 1 año
7

Es el primer libro que leo de Houellebecq y me ha gustado su estilo narrativo. Hay párrafos y reflexiones realmente buenas aunque en otros momentos divaga mucho y se le va un poco la pinza y se hace más pesado.

hace 3 años
8

Existencialismo,Angustia,Soledad,Desencanto,Degradación,Egocentrismo,Sociofobia,Incoreccion,Reflexión.

hace 4 años
8

Muchos de los lectores de Houllebecq tienden siempre a identificar al autor francés con los protagonistas de sus novelas y en este caso tampoco hacen una excepción. En Serotonina nos encontramos con un agrónomo de 46 años que lo odia todo, odia hasta su propio nombre, Florent-Claude Labrouste. Es un personaje huraño, cínico, egoísta, misógino. Un resentido lleno de prejuicios que consume antidepresivos para intentar sobrellevar sus frustraciones sentimentales y profesionales. Y con todo, Labrouste está obsesionado con el sexo oral, no juzga la pedofilia, la prostitución ni las drogas. Es en definitiva un personaje amoral, ¿prototipo del individuo capitalista occidental?, adormecido por los sedantes, corrompido por la globalización y sus burócratas, que cree que anular el deseo es su única vía de salvación y acaba dándose de bruces con la realidad de que la sociedad ha llegado a un punto de desencuentro entre los hombres y las mujeres sin retorno, sin esperanza, de la misma manera que augura el fin de Europa y de la socialdemocracia. Pero, ¿de quién es la culpa? ¿de una sociedad que crea individuos con mentalidades como Labrouste? Esa nostalgia, ese romanticismo que a menudo destila el personaje, por el pasado, por lo tradicional, no es más que una trampa sin salida. ¿Pretende Houllebecq una vez más ser disruptivo, polémico, transgresor cuando en realidad es un conservador? Muchos afirman que Serotonina es la más floja de sus novelas, que se repite constantemente, que es una muestra de su decadencia. Tal vez. Pero quizá solo intenta una y otra vez hacernos reflexionar acerca de lo mismo porque no hay manera de que reaccionemos… Afirma Labrouste que el amor es la única panacea para sobrellevar la existencia en un mundo abocado a la autodestrucción. Pero ¿qué entiende un personaje como Labrouste por amor? Cree tener claro que lo que significa amor para los hombres no es lo mismo que para las mujeres. Define el amor como una especie de sueño, como un juego de conjunciones y cruzamientos que consigue transformar la existencia en momentos soportables… Y consume un medicamento que provoca la ausencia del deseo para conseguir aumentar los niveles de serotonina en su cuerpo, es decir, para conseguir aumentar su propia autoestima. Si no se ama así mismo, si su desequilibrio emocional a la hora de relacionarse con las mujeres le han conducido siempre al fracaso ¿es posible aún para él y para la sociedad encontrar un punto de encuentro con retorno? Leer reseña: en https://maitemateos.wordpress.com/2019/11/04/desencuentro-sin-retorno/

hace 5 años
2

Sobrevalorado y aburrido. Otro libro mediocre con ínfulas de clásico moderno al estilo de "La elegancia del erizo". No merece la pena, cualquier novela de gasolinera es mucho mejor.

hace 5 años
7

Novela muy amena,entretenida y con pinceladas de humor que trata de temas muy serios; el desarraigo, el vacio existencial . En las novelas que he leído de este autor sus personajes siempre tienen medios para vivir sin tener que trabajar, son ricos ¿ será ese el problema?

hace 5 años
8

Narrada en primera persona, el protagonista, que en plena decadencia en su edad madura es adicto a un antidepresivo, nos hace partícipes del hundimiento de su vida mientras recuerda, filosofa, despotrica, añora… Me sorprendió el gran conocimiento de España de Houellebecq; no solo de la provincia de Almería, donde comienza la historia a finales de 2010, sino de las costumbres, las autopistas, las comidas, los paradores (hoteles con encanto que, según él fue uno de los logros de Francisco Franco, a quien considera un gigante del turismo) lo que me hace pensar que el autor fue uno de los miles de franceses de clase media, que hace años compró un apartamento en la costa española, pero que en lugar de limitarse a bajar a su playa y a comer barato en casa, viajó por España y como “bon vivant” disfrutó de la gastronomía y al igual que en Francia poco después, repasa ciudades, paisajes, lugares, hoteles exquisitos y muchos arquetipos reconocibles. Y aunque la novela está llena de guiños a la defensa de vivir la vida plenamente y sin límites, Houellebecq, fiel a sí mismo, va haciendo el retrato de una sociedad desnortada y decadente que se hunde, en la que el protagonista, un hombre desarraigado, decepcionado y autodestructivo, que ha perdido totalmente los valores, repasa entre otras cosas, sus desastrosas relaciones amorosas en las que no falta el sexo explícito a que nos tiene acostumbrados. En ocasiones cómica, en ocasiones patética y a veces escandalosa, la novela, demoledora, irónica y provocadoramente machista, es una crónica despiadada de la decadencia occidental, totalmente en la línea del actual “enfant terrible” de las letras francesas.

hace 5 años
5

Mi reseña en http://leidovividovisto.blogspot.com/2019/01/leido-serotonina-de-michel-houellebecq.html

hace 5 años