No cabe duda de que la gran importancia que en su día le dieron a este libro fue por la situación en que se encontraba el estalinismo postbélico; es casi obligatorio leer el prólogo que Orwell escribió antes de iniciar el cuento, o al menos saber de la satírica del mismo, para poder estimarlo en su valía y así situar los personajes metafóricos en la realidad: el Jefe con su guardia pretoriana y sus pelotas, considerados más inteligentes para poder dominar al resto; a los disidentes, no menos inteligentes que los anteriores, quizás más y no convienen a los jefes y jefecillos y hay que defenestrarlos; al borreguismo de las ovejas y a los animales situados en el centro. Si no, si se leyera el cuento sin saber su fondo, no pasaría de ser uno más, más o menos entretenido, pero sin fondo que es, realmente, lo del cuento. Lo mejor el capítulo final, la moraleja que me hace recordar una frase tan manida: "los mismos perros..." Es una crítica del estalinismo, pero sigue habiendo y habrá mucho totalitarismo en muchos gobiernos.
hace 9 años
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