En noviembre de 1941, Hitler ordenó a las fuerzas alemanas que completasen su avance final sobre Moscú, por entonces a menos de 100 kilómetros de distancia. El Grupo de Ejércitos Centro pasó al ataque con el objetivo de romper en un último intento la resistencia soviética antes de la llegada del invierno. Desde la perspectiva alemana, el avance final sobre la capital soviética reunía todos los ingredientes para una dramática batalla decisiva en el Este que, según otros estudios anteriores, solo fracasó a las puertas de Moscú.