“Monstruos rotos” es una novela policiaca ambientada en Detroit, ciudad que se desmorona en muchos aspectos. En ella se ha producido un macabro asesinato, la mitad superior del cuerpo de un niño aparece unida a la mitad inferior de un ciervo. La inspectora Gabriella Versado y su equipo inician la investigación para encontrar al asesino.
En los primeros capítulos se presenta a los personajes principales: la inspectora de policía; Jonno, un periodista recién llegado a la ciudad dedicado a la búsqueda de noticias exclusivas; TK, un vagabundo que intenta sacar provecho de lo que otros abandonan, además de proteger a los suyos; Layla, la hija adolescente de Gabriella que, junto a su amiga Cas, acabará metiéndose en algunos líos; y Clayton, un artista que aspira a representar sus sueños y visiones en sus obras. Cada uno de estos personajes tiene una voz narrativa diferenciada y sus vivencias se alternan en los distintos capítulos.
La autora no esconde al lector el asesino, pronto se sabe quién es el responsable de los crímenes que se cometen a lo largo de la novela. Es una historia con múltiples subtramas y personajes, en principio independientes, pero que irán confluyendo hasta un desenlace de infarto y bastante controvertido; porque, lo que parecía un thriller típico sobre la búsqueda y captura de un asesino en serie, adquiere inesperadamente un cariz fantástico y paranormal que, sinceramente, no me ha gustado nada.
Es una novela un poco oscura y enrevesada, con capítulos cortos, numerosos personajes y muchos diálogos. Me costó un poco entrar en la trama al principio, y cuando lo conseguí y ya estaba enganchada, me encontré con el giro a lo fantástico, que me resultó totalmente irreal. Creo que prefiero las novelas de intriga y suspense clásicas.