Más de lo mismo. Misma estructura, mismos personajes... Lo único novedoso es que Läckberg introduce lo sobrenatural, sobre todo en la historia que transcurre en el siglo XIX, y que no deja el final "cortado", algo que era casi marca de la casa. La historia principal sí tiene un final cerrado, pero hay un par de investigaciones paralelas que no se resuelven. No sé si porque pretende retomarlas en el próximo libro o porque las ha utilizado para desviar la atención del lector. Así, no sé qué pinta la trama del balneario y qué tiene que ver con el resto del libro, por ejemplo.
Aunque reconozco la habilidad de Läckberg para atrapar al lector, siempre le he echado en cara dos cosas. La primera, que utilice la misma fórmula una y otra vez. La segunda, que "haga trampa". Y es que va ocultando datos al lector para que, al desvelar el nombre del asesino o asesina, nos sorprendamos. Al contrario que Agatha Christie, Läckberg no va dejando entrever sutiles pistas para que el lector participe en el juego, sino que presenta sólo parte de las declaraciones para que, al final, el detective lo desvele todo. Y por muy previsible que resulte a veces, eso, Sra. Läckberg, es jugar sucio.
hace 11 años
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