Cinco personajes, que son a su vez los narradores de las cinco primeras partes de esta novela, cartografían sus mundos particulares desde sus obsesiones y manías, desde sus historias personales -la mayoría de amor- contadas como una confesión absorbente. Todos tienen en común su afán de literaturizar la realidad, de desmenuzar desde la reflexión sus experiencias. Comparten una misma formación, porque en el pasado fueron compañeros de colegio, y diferentes casualidades nos descubren relaciones inesperadas en sus vidas, que en su deriva se entrecruzan y colisionan por suerte de una amiga común. Sus historias yuxtapuestas conforman con un hilo sutil, pretendidamente débil, una visión compleja acerca de lo real, un territorio dominado por el azar, los secretos y los malentendidos. Operando a la manera de los círculos concéntricos, que se ensanchan y quedan englobados finalmente en una novela total, Los reinos de la casualidad se presenta como una suma narrativa en la que caben todos los géneros, desde el cuento al diario, pasando por la novela corta, los aforismos o el relato largo.