Resumen

Cuando el gran dramaturgo, novelista y ensayista suizo Friedrich Dürrenmatt escribió, en 1962,Los físicos, obra fundamental en la historia del teatro del siglo XX, había decidido ya renunciar a la tragedia como medio de expresión en el ámbito de su producción dramática y se había decantado, siguiendo en parte las enseñanzas de Ionesco, hacia lo que él acuñaría más tarde como «comedia negra». En efecto en Los físicos, el pesimismo del autor se une a lo cómico, a lo sarcástico, a lo humorístico, para hacer desaparecer o, mejor dicho, anular espiritualmente al tradicional héroe positivo. Möbius, el físico nuclear creado por Dürrenmatt, descubridor de la terrible fórmula, cae en la cuenta de que ha creado un arma mortífera y se pregunta cómo proteger al mundo de su saber y el saber del control del Poder. Opta, pues, por la mejor forma de encubrimiento : el teatro, la mascarada. En lugar de convertirse en el símbolo del conocimiento humano de nuestra era, abandona a su familia y se refugia en un manicomio donde se hace pasar por un loco, sobre todo para poder presentar sus descubrimientos como producto de su locura. Y, parafraseando al crítico alemán que, en su momento, aplaudió la obra de Dürrenmatt, la mascarada pasa a ser un acto moral. Los físicos se desarrolla en un escenario único -una sala en un sanatorio para enfermedades mentales- y observa escrupulosamente las célebres unidades de tiempo y lugar. Toda la terrible espiral de paradojas que va formándose a lo largo de la obra llega al espectador exclusivamente mediante las distintas situaciones grotescas que van produciéndose y el lenguaje denso, transgresor, entre violento y sarcástico, de los personajes. Para esta versión española, Juan José del Solar trabajó sobre la versión alemana definitiva que Dürrenmatt hizo en 1980 de sus comedias.