El particular refinamiento de la cultura china se manifiesta, una vez más, cuando se trata de comprender su concepción de la sexualidad y los secretos de sus costumbres eróticas. Como parte fundamental de la existencia, el mundo sexual no dejó de ser pensado y organizado en la antigua China hasta en sus más mínimos detalles y circunstancias: manuales de alcoba, álbumes ilustrados, recetarios, relatos pornográficos, breviarios o códices determinan la doctrina y la técnica perfecta para la realización de todas las actividades sexuales. Tras la larga tradición puritana del confucianismo, muchos de esos textos fueron censurados o relegados a archivos secretos.