Resumen

El auto sacramental La semilla y la cizaña fue ideado y compuesto por Calderón para las festividades del Corpus de 1651 y representado el viernes por la compañía de Diego Osorio, junto con el auto El cubo de la Almudena. En esta obra Calderón indaga en un tema esencial: la fuerza de las palabras. Para ello el dramaturgo escoge un mecanismo narrativo breve y potente, la parábola evangélica, y construye todo el argumento de La semilla y la cizaña a partir de dos parábolas del Nuevo Testamento, El sembrador y El trigo y la cizaña (relatados en Mateo, Juan y Lucas). Al inicio del auto, LA CIZAÑA invoca a sus secuaces para plantar una duda. En pocas palabras enuncia el misterio que le provoca tal temor como para incitar una guerra: Cristo en figura de semilla y sembrador. ¿Cómo es posible que Cristo se identifique tanto con el sembrador como con la propia semilla? ¿Es posible ser a la vez agente y objeto de una acción?