Conocí a este autor con El pantano de las mariposas y después con Benjamín, tiene una forma de narrar muy particular que te atrapa, y unos finales que te dejan sin respiración, de esos que te hacen pensar en el libro durante días, incluso semanas, meses... vaya, de esos que no olvidas fácilmente, y recomiendas hasta la saciedad porque siempre triunfan, unos thrillers psicológicos de 10.
Tenía ganas de leer La hija ejemplar aunque en este caso la historia es algo más convencional, explora las relaciones entre adolescentes y adultos, y como las expectativas de los padres hacia sus hijos pueden convertirse en un oscuro mecanismo de manipulación, con un trasfondo bastante delicado y escabroso pero muy sutilmente contado. Ha sido igual de absorbente que los mencionados anteriormente, la historia está muy bien llevada, con unos personajes muy bien definidos, mantiene la intriga en todo momento, pero no he percibido esos giros tan sorprendentes a los que nos tiene acostumbrados este autor, ni tampoco lleva un ritmo igual de trepidante, ni tan siquiera un final impactante, igualmente me ha mantenido enganchada y alerta, tratando de averiguar el final como siempre hago, anotando muchas de las cosas que van ocurriendo, porque eso sí, datos hay muchísimos.
El libro consta de dos partes, en la primera nos encontramos con dos líneas temporales, en una nos sitúa en el presente donde ya han transcurrido diez meses de la desaparición de Sophia, principal protagonista de esta historia y en la otra nos sitúa unos meses antes de su misteriosa desaparición hasta el mismo momento en que desaparece. Aquí conocemos a los personajes y nos va dando las claves sobre que le ha podido ocurrir a la niña. Es ya en la segunda parte donde ambas líneas temporales confluyen y donde poco a poco se van resolviendo todas las incógnitas hasta su emotivo final.
Son capítulos cortos que hacen más amena su lectura, tiene algo más de 500 páginas que se leen en un suspiro, el ritmo no decae en ningún momento. Lectura muy ágil y dinámica, recomendada para leer de un tirón y no perderse detalle. (Silvia Rayón, 18 de enero de 2023)