Sin el profundo trauma colectivo que supuso la caza de brujas contra los profesionales progresistas del cine norteamericano, iniciada oficialmente en 1947, resulta imposible comprender la evolución posterior de su industria, las inflexiones de sus géneros y el destino final de la antaño alegre colonia de Hollywood. Enmarcada en una represión política más generalizada que tuvo su apogeo en los años de la guerra fría, y genéricamente conocida como maccarthysmo por el nombre de su más activo apóstol, el senador Joseph McCarthy de Wisconsin, la inquisición política contra los profesionales de Hollywood tuvo sus características muy peculiares, derivadas en gran parte de la notoriedad y popularidad de sus protagonistas y de sus antagonistas, que cubren un espectro que va desde Ginger Rogers a Richard Nixon, de Bertolt Brecht a Humphrey Bogart, de Charles Chaplin a Dalton Trumbo. Después de aquella batalla, ya nada volvería a ser igual en el cine norteamericano.