«Antes le contaba a la gente que era un niño de acogida, aunque en realidad era el único en casa al que no habían acogido. Y ahora que se supone que soy adulto, todo sobre mí es de acogida: mi país y también la historia que le cuento a la gente.» Un niño de ocho años más bien precoz se ha convertido, veinte años después, en un adulto imprevisible. Durante su infancia su madre se dedica a acoger niños, lo que provoca en él unos celos que es incapaz de manejar. La situación se agrava con la llegada de Robert, un chico amable por el que la madre siente enseguida un gran afecto: la inseguridad y la furia del niño acabarán por cambiarlo todo. Veinte años después el hijo regresa a casa tras una larga ausencia para ocuparse de su madre. La enfermedad la ha dejado inerme, el poder ya no está en sus manos, pero ni ella ni su hijo han olvidado lo que sucedió.