Creí, honradamente, que no sería un libro más sobre librerías, subgénero que, como otros tantos, despiertan interés y en el que aparecen títulos y títulos, muchos de ellos sólo cáscara. Este en concreto, que he perseguido en cierto modo en mi biblioteca de referencia y, al final, comprado, es de los que "si lo llego a saber, no voy". Como otro lector/crítico ha anotado, la sensación es de relación atropellada y acelerada de acontecimientos alrededor de las librerías. Como anoté en "Querida Señora Bird", le ha faltado únicamente la intervención de alguna hada madrina: se presentaba un problema y.....tachín, justo al lado vivía la persona indicada. Así, una y otra vez. Por supuesto, yo no sé escribir libros, sólo leerlos e interpretarlos.

La primera frase me ha interesado y pensé que la historia me engancharía, pero me temo que no ha sido así. Relata con absoluto realismo las dificultades de gestionar una librería, por muy apetecible que nos pueda parecer a todos los que nos gusta leer. Sin embargo, está narrado de forma continua, con rapidez, sin excesiva profundización en ningún aspecto concreto, y al final te quedas con la sensación de que realmente no ha ocurrido nada en todo el libro. Es como un diario continuo de experiencias y anécdotas.

Esta historia me ha emocionado y me ha hecho reír, es verdad que te quita de la cabeza la idea romántica que es tener una librería (lo que todos soñamos) y te habla del esfuerzo descomunal que implica tener un negocio pequeño en los tiempos que corren pero la autora logra remarcar siempre lo bueno, lo que te hace fácil pasar el día y te da fuerza para empezar la jornada librera (además del café), los clientes agradables que te echan una mano, los compañeros de trabajo que comparten tu misma obsesión y que se vuelven cómplices perfectos de esta aventura, etc. En un lenguaje sencillo y directo Petra Hartlieb te cuenta su historia, la historia de muchas pequeñas librerías, lo recomiendo muchísimo.