Una tarde de domingo, tres canónigos (el abad, don Fidel; don Ignacio, director del coro, y don Benito) y dos sacerdotes jóvenes (Manolo, el conductor del coche, y Ángel) se dirigen a merendar a la casa de un sacerdote de pueblo, un amigo suyo llamado Mero. De forma inesperada encuentran en la carretera a un personaje que, en apariencia, se halla malherido. Se trata de un atípico peregrino que confiesa su pretensión de recorrer el Camino de Santiago. Su inquietante personalidad convertirá el gesto de caridad de los sacerdotes al recogerlo en una fuente de conflictos. Su presencia altera de forma irracional la cómoda cotidianeidad de los clérigos y les induce a recordar sus vivencias personales. Mientras tanto, el destino les reserva un inesperado desenlace.