Pantano Negro, Ohio, 1839. Los ojos de Robert Goodenough han visto suficiente, demasiado tratándose de un niño. Ha llegado el momento de conocer la tierras que acoge América, de abandonar la suya. Su mundo ha dejado de girar en torno a una manzana, ahora será él quien deambule bajo las estrellas. Minero sin fiebre de oro, vaquero divorciado de su caballo y marinero en un mar helado, Robert no tiene claro qué sentido dar a su vida. Sin embargo, su presente y su futuro cambiarán para siempre cuando alcance el bosque de las gigantescas secuoyas. Allí conocerá a William Lobb, el recolector de plantas llegado de Inglaterra, allí se reencontrará con su hermana Martha y con su pasado. A la sombra de los árboles más extraordinarios escuchará de labios de Molly un inesperado milagro. A través de su mirada, Robert nos mostrará el alma de los hombres y mujeres de un continente salvaje. En el marco de una narración cálida y sencilla, regresaremos a la naturaleza agreste y al inabarcable horizonte americano. Apuesta arriesgada la de Tracy Chevalier, que presenta una novela alejada del western y próxima al melodrama; una historia ambientada en un continente excesivo y protagonizada por unos personajes cuya fuerza de voluntad y coraje no les servirán para soñar, solo para mantenerse vivos. (Jorge Juan Trujillo, 5 de diciembre de 2017)
hace 7 años