Este libro es la crónica inclasificable de un desarraigo y de la transformación de un paisaje. Con estilo austero y preciso, impregnado de fuerza lírica y brío, la narradora –una mujer joven que se ve liberada de trabajar en el campo- retrata el mundo de Saidí, un pueblo de la Franja aragonesa. En sus regresos discontinuos pero constantes, reflejo de un apego difícil, cuajado de matices, la protagonista observa los efectos de los cambios en la vida agrícola, las paradojas del mercado, los indicios de una urbanización salvaje. Todo ello desconcierta y hiere a esta tierra, la cual, sin embargo, sigue sorprendiendo con su capacidad de renovarse y su carácter visionario. La tierra retirada, un clásico de las letras catalanas que apareció en 1993, se traduce ahora por primera vez al castellano.