Cuando Isabelle llegó a Mazatlán, en México, a tomar posesión de su herencia, una fábrica de atunes, se encontró con una niña salvaje que no sabía ni hablar. Bajo su discernimiento e insistencia en educarla, Karen se convertirá en una jovencita cuyas “capacidades diferentes”, distintas a los “humanos estándar”, no le impedirán llevar una vida relativamente normal. Este es uno de los aspectos remarcables de la novela, la protagonista y narradora es una joven autista, entrañable y sincera, de la que conocemos sus peculiaridades (imagino que comunes a la mayoría de los autistas), que se muestran reales y muy cercanas. Por ejemplo, no sabe mentir, sus capacidades intelectuales son distintas y no siente más allá de los sentimientos primarios (“No siento esas mil y una cosas que les suceden en los intermedios entre el dolor, el miedo y la alegría, o entre el hambre y el sueño”).
Pero Karen buceará, irá a la universidad, dirigirá la atunera... La pesca del atún y todas las circunstancias que rodean a este animal, todo un mundo en sí mismo, es otro de los aspectos a destacar de la historia, que desconocía y personalmente me ha parecido muy interesante. También hay momentos muy divertidos, que se basan sobre todo en la literalidad con la que Karen se toma las cosas, incapaz de comprender metáforas y eufemismos.
El libro abarca temas interesantes y contiene pasajes para subrayar y reflexionar que me han gustado mucho. La protagonista incluso le da la vuelta al “Pienso, luego existo” de Descartes: “Yo primero existo y luego, y solo a veces, y con una lenta dificultad, y nada más cuando es estrictamente necesario, pienso.”
No obstante, es una lectura que me ha dejado una sensación ambivalente. Por un lado, me han gustado todos los aspectos que he comentado hasta aquí, en especial la narradora, personaje original y distinto a lo que estamos acostumbrados; creo que el libro pretende y consigue reivindicar a un colectivo singular y concienciar sobre una realidad medioambiental. Mi gran “pero” es que el conjunto no me ha acabado de convencer. Es una novela sencilla y fácil de leer, pero literariamente hablando es muy floja, demasiado para mi gusto. La trama me ha parecido un poco inverosímil en algunos momentos y repetitiva en otros. En mi opinión, partiendo de una buena idea, pierde fuelle a medida que avanza, para llegar a un final poco convincente.
No deja de ser una novela entretenida, con un objetivo muy digno e interesante, y no me arrepiento de haberla leído. Termino con dos frases que me gustaron mucho: “Son las personas con capacidades diferentes las que aportan cosas diferentes a la humanidad”, “En relación a lo no humano, los humanos civilizados somos autistas”.
hace 5 años
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