Alistair Carsington es el tercer hijo del conde de Hartgate. Tras haber participado en la batalla de Waterloo, ha regresado a su hogar en Londres convertido en un héroe, aunque su paso por el ejército también le ha dejado unas secuelas difíciles de superar ya que, además de una fuerte cojera en una de sus piernas, padece síndrome de estrés postraumático. Para intentar olvidar esa etapa de su vida, lleva una vida ociosa que lo lleva a derrochar dinero sin control y a meterse en líos de faldas continuamente hasta que su padre, harto de tanto desmadre y valiéndose del sentido del honor y del deber que caracteriza a Alistair, le impone un ultimátum: o encuentra un trabajo estable y se compromete en matrimonio en un plazo máximo de seis meses o, por el contrario, desheredará a sus hermanos menores para hacer frente a todos sus gastos. Mirabel Oldridge administra personalmente las propiedades de su padre desde que este cayó en una fuerte depresión que a punto estuvo de llevarlos a la ruina, tras la muerte de su esposa. Tras recibir la visita de Alistair en su hogar, ella será la encargada de negociar con el hijo del conde los términos para llevar a cabo la construcción de un canal que mejore las comunicaciones entre una minería y la ciudad. Sin embargo, la joven tiene un especial interés en evitar que esas obras se lleven a cabo. ¿Será Mirabel capaz de resistir a la influencia que Alistair provoca sobre el resto de habitantes de su tranquila ciudad, y sobre ella misma? Irresistible en una historia de amor a fuego lento en la que sus protagonistas luchan por la construcción de un canal y por evitar la atracción que sienten el uno por el otro. Sin embargo, solo uno de ellos puede resultar ganador y la historia se centrará en las tretas y distracciones que ambos idearán para salir victoriosos de esa contienda. Mirabel es una mujer muy cabal y madura para su edad. De joven sufrió un fracaso amoroso del que, al principio, poco sabemos, pero que a medida que avanza la historia, se irán revelando detalles. Debo decir que este secreto, al final, me ha sabido a poco; creo que se generan demasiadas expectativas sobre este aspecto de su vida y cuando se descubre lo que le ocurrió, en mi opinión, no es tan traumático como se pretende aparentar como para justificar que, con veintinueve años, la joven siga soltera. Alistair sin duda es un personaje mucho más interesante. Es un auténtico calavera y su pasión por la moda, aunque al principio resulta desconcertante, da mucho juego, sobretodo cuando Mirabel descubre que la ropa elegante es uno de sus puntos débiles y decide usarlo en su contra en la particular guerra que mantiene contra Alistair. El ritmo de la novela es algo lento, para mi gusto. Algunos diálogos se me han hecho interminables, se tratan muchos temas, con demasiadas explicaciones y divagaciones que en ocasiones me hacían perder la concentración... menos mal que el humor está presente en algunas escenas y ha hecho un poco más liviana su lectura. La historia de amor resulta bonita. Alistair y Mirabel pertenecen a polos opuestos y ha sido divertido ver la evolución que van experimentando. Mirabel poco a poco lo va convirtiendo en una persona más madura y capaz de superar sus traumas y a su vez, Alistair logra que Mirabel saque a flote toda la sensualidad y erotismo que oculta tras una apariencia descuidada y destartalada. El desenlace ha sido extraño, no sabría definirlo de otra manera, ni quiero daros muchas pistas sobre él. El problema es que no me lo he creído porque Mirabel actúa de manera muy infantil y no concuerda en absoluto con la actitud de la protagonista durante toda la novela. Creo que su autora ha querido cerrar la historia con una escena divertida y, si bien lo ha conseguido, esta resulta poco verosímil.
hace 1 año