Después de leer esta novela, reina un espíritu de confusión, porque no se sabe muy qué ha leído, si una historia, una metáfora o un sueño onírico. El libro se deja leer con agrado, no es largo y tiene una buena narrativa, pero más allá de sus metáforas, sus excelentes reflexiones y su tono espiritual, hay poco. La historia como tal, no es muy creíble; como fantasía, está muy bien; como "advertencia" sobre lo que nos deparará el futuro es válido, porque noventa años después de la fecha de publicación de la novela (1933) observamos el profundo deterioro de esta sociedad y sus consecuencias. Sin duda, echamos en falta muchos Shangri-La en este mundo.
hace 10 meses