Sería difícil enmarcarlo en un género porque tiene trazas de varios y a la vez no es de ninguno. Ciencia ficción, política e historia se dan la mano en esta primera entrega de una de las obras cumbre de la literatura universal. El equilibrio es perfecto y las tramas son fluidas. Es realmente interesante ver el impacto que causa en el futuro cualquier acción pasada y como a veces todo evoluciona de forma inesperada a pesar de ello. La prosa es limpia, clara y convierte en un placer el sumergirse en sus párrafos, por grande que sea el número de décadas que han pasado desde que se escribió.
Lo que hoy en día vendría a ser el "worldbuilding" se antoja tan vasto y enorme que a veces da un poco de vértigo. No solo es un viaje a través de una cantidad ingente de años luz de distancia en un gran número de escenarios, sino también una epopeya que abarca generaciones a lo largo del tiempo. El trasfondo es simplemente inmenso y eso se deja notar en la sensación constante de que las historias, personajes y mundos que se podrían abarcar serían simplemente infinitos.
Lo que es su mayor virtud también es, en mi opinión, su único punto flaco. Por dos razones. Precisamente debido al mastodóntico calibre de su contexto situacional, uno se queda con ganas de más, de mucho más. Intuyo que a pesar de restar aún seis volúmenes entre la serie principal, precuelas y secuelas, será inevitable sentir que solo hemos rascado la superficie. Por otro lado, el constante movimiento entre localizaciones y épocas hace complicado que dé tiempo a empatizar y digerir bien a los personajes, que pasan a ser un elemento menor por la naturaleza de esta historia.