Elogio del asombro es una conversación escrita que desgrana algunas metáforas de la época actual. En ella se escuchan diversas rimas filosóficas de Oriente y Occidente. Textos entretejidos que quizá permitan ver dónde se han agotado unas posibilidades y dónde se anuncian nuevas. El diálogo se nutre de la experiencia del pensar de Agustín Andreu, de su propia novela filosófica y metafísica y, fundamentalmente, del prodigio de la correspondencia y la amistad. La primera supone reciprocidad y proporción, la segunda, según Spinoza y Sócrates, el único acceso posible a la filosofía. Llevar la filosofía del ágora al mercado, del claustro a la vida cotidiana, era, según Wittgenstein, la tarea más urgente del pensamiento. La experiencia propia frente al lenguaje común ha sido habitualmente el tema de la filosofía, el lenguaje propio frente a la experiencia común, el de la literatura. Las páginas de este libro se ocupan precisamente de ese trasiego entre lo filosófico y lo literario: en el conocimiento más directo del hombre hay siempre una suerte de sorpresa.