Si en La ciénaga de los hipopótamos —la primera parte de la trilogía Señores de las Dos Tierras—, el rey Seqenenra, perteneciente a la estirpe de los Tao, inicia la lucha para expulsar a los invasores hicsos, en esta segunda es el príncipe Kamose, su hijo y heredero, quien prosigue la insurrección para unificar el reino y desalojar a los extranjeros. Con un ejército de cincuenta y cinco mil hombres, las victorias y devastaciones se suceden a lo largo del Nilo hasta que las tropas llegan a los muros de la inexpugnable Het-uart, la ciudad donde se encuentra Aqenenra Apepa, el rey usurpador que ha tomado como esposa a Tani, la hermana menor del príncipe. Ante la prolongación del asedio y la inminencia de las inundaciones, Kamose decide esconder a sus soldados en un oasis del desierto hasta la retirada de las aguas y tender allí una trampa a su mortal enemigo. Sin embargo, a pesar de las victorias cosechadas, Kamose mantiene la sospecha oculta de no ser el verdadero elegido por los dioses como rey de Egipto.