El modelo occidental de desarrollo ha entrado en una etapa crítica. Sus negativos efectos sobre la mayor parte de la humanidad y el medio ambiente son evidentes. Y el estallido sucesivo de sus diversas burbujas produce crisis también en el propio Occidente, donde provoca además el aumento de las desigualdades. Es necesario, por tanto, frenarlo, ralentizarlo, intentar detenerlo antes de que se desencadenen más cataclismos o más guerras. Es por ello que por todo el mundo aparecen islotes de un nuevo pensamiento creativo que aspira a configurar una vida social y económica más equilibrada y más justa. Un pensamiento creativo que establece una crítica del desarrollo que zarandea nuestras certidumbres y cuestiona el pensamiento y la práctica económicos de Occidente.