Soy poco dado a dejar a media una lectura una vez iniciada. Pero esta vez ha podido conmigo. Me he sentido incapaz de finalizar la lectura de esta novela, de corte clásico y cuya lectura se convertido en espesa, tediosa, con la eterna sensación de no avanzar, como si estuviera caminando en una cinta andadora cuyo progreso es una sensación subjetiva pero en realidad siempre estás en el mismo lugar. Es una novela decimonónica, descriptiva de una sociedad sesgada, como si tan solo existieran las clases acomodadas cuyo único afán renovador es plagiar las costumbres y remedar los usos europeos. Ni tan siquiera profundiza en las costumbres otomanas, de cuyo fuerte arraigo me cuesta creer se desprendan con la facilidad descritas en el elenco de personajes que pululan por sus capítulos. Las mujeres tienen mentalidad europeístas, sin apego a las ancestrales costumbres musulmanas, marginadoras, que las colocan en un nivel marginal, secundario, en una sociedad marcada por una alta y enraizada cultura machista. No dudo que habrá mujeres valientes que han sabido superar ese papel impuesto por la costumbre a lo largo de siglo, pero dudo que todas asuman con la naturalidad descrita en sus páginas. En definitiva una novela para olvidar y no perder ni un instante en su lectura.
hace 10 años