Un artista recibe un galardón en reconocimiento por su trayectoria artística. Al subir al escenario, solo ante el público, debe someterse al tradicional discurso de agradecimiento. El artista se interroga sobre su oficio, sobre los críticos que le juzgan, habla abiertamente de sus sentimientos, saca a la luz sus dudas y rencores. De digresión en digresión, nos invita a pasar a una esfera más íntima, mientras evoca su soledad, la sinceridad de sus amigos o su familia, la imposibilidad de corresponder a un amor.