Las páginas que recorren esta historia de Florencia durante la baja Edad Media están dedicadas a la creciente y «lamentable» corrupción que experimentó la ciudad y como su maligna influencia encontró caldo de cultivo, estranguló una libertad nacida de entre las ruinas del Imperio Romano en base a una virtud que libró y defendió a Italia de los bárbaros, y como la precipitó en la tiranía y en la desgracia. En el ámbito exterior esto encontró su reflejo en un manejo indeciso y cobarde de los asuntos militares; y, en el doméstico, Florencia se había convertido en una comunidad condenada a oscilar entre dos polos igualmente ruinosos, que varían no entre la libertad y la esclavitud sino entre la esclavitud y el libertinaje. Los nobles serían los promotores de lo primero y el pueblo llano de lo segundo, pasando consecuentemente de formas de gobierno tiránicas a licenciosas y viceversa.