Se trata de una novela que se mueve en entre el suspense y el realismo mágico gótico, con ambiente lúgubre, tenebroso, brumoso, que proviene del río Támesis al poco de formarse como tal río, tierra adentro. Ese río calmo y desbordando las orillas, convirtiéndose en pantanoso, y que de pronto se convierte en caudaloso, y ruidoso, ese río que da vida, pero que también se lleva vida y además contiene vida ¿o no? Estamos en la segunda mitad del siglo XIX, en la rivera de ese rio y cerca de un puente donde las carretas lo cruzan, y los caballos se asustan, casi en la orilla está la Taberna Swan, donde la especialidad es pasarse las tardes y noches de invierno contando historias entre trago y trago. Hasta que una noche, a los contadores de historias, se le presenta en la puerta de la taberna, una historia real, misteriosa, y alucinante, que la viven entre todos los asistentes de verdad, y a la vez, de esas que hay que ir contándolas a los pueblos y granjas cercanas, y que nadie las creerá en un principio, y que cada uno la contará de una manera, y que pasará de boca en boca, añadiendo o quitando cosas. Pero ya de por sí, es rara y extraña. “Hay historias que pueden contarse en voz alta e historias que deben contarse en susurros, y hay historias que no se cuentan nunca”. ¡He vivido una aventura muy original!
hace 8 horas