Verano de 1963 en un pueblecito costero italiano del Adriático. Un luminoso y bucólico microcosmos en el que tres amigos de doce años –Damiano, Primo y Mimmo– pasan los días, largos y bochornosos, apostados en la plaza, cobijándose en la sombra de los callejones o escapándose a su rincón predilecto, un acantilado con unas envidiables vistas al mar, un refugio donde evadirse de sus padres y sus problemas y compartir su inocencia, sus sueños y secretos. Hasta que un día, Mimmo tiene un encontronazo con un grupo de jóvenes bravucones del lugar. Los tres niños sellan entonces un pacto de sangre: si cualquiera de ellos o sus familias sufren una afrenta, responderán juntos, siempre juntos, con una represalia proporcional al agravio. Los sucesos en ese largo y somnoliento verano –el verano en que nacen las camaraderías y lealtades, los rencores y venganzas, los miedos y los primeros amores– toman un giro inesperado, y los amigos se verán forzados a cumplir su pacto tres veces…