Aunque Aldous Huxley es conocido sobre todo por Un mundo feliz —en el ámbito hispánico, casi únicamente por ella—, tiene otras obras que alcanzan muchas más cotas de enjundia. Navona lo está rescatando gracias a La sonrisa de la Gioconda, El pequeño Arquímedes o, con toda justicia, El mundo debe detenerse. Esta novela sirve como síntesis de muchas de las preocupaciones de corte místico y filosófico que atrajeron la atención de Huxley —fervoroso apasionado de las corrientes orientalistas y del análisis crítico de las derivas del materialismo occidental—. Es la historia de Sebastian Barnack, un joven aprendiz de poeta, depositario tanto del vigoroso empuje de la juventud que ansía descubrirlo todo, como de la timidez del adolescente que se ve sobrepasado por las circunstancias y aquellos que le rodean. Un viaje a Florencia, al cuidado de su tío Eustace, un hedonista aburguesado cuyo carácter choca frontalmente con su hermano, el padre de Sebastian, desarrolla la trama de la novela, en la que su protagonista se enfrentará a los efectos de sus pensamientos y acciones. Por el camino, un cuadro de costumbres delicioso, que va desde la rígida pero afectuosa familia que deja en Londres hasta el retablo de caracteres que le esperan en Florencia —como la fría y pícara mujer que se hace objeto de sus pasiones juveniles, o Bruno Rentini, un librero de corte asceta que será estímulo para el crecimiento espiritual de Sebastian—. Y, en el aire, la revolución industrial y el auge de los fascismos o las nuevas corrientes que deslegitiman el añejo liberalismo, como un telón de fondo que sitúa y da sentido al espectáculo de marionetas que es esta novela. El tiempo debe detenerse es muy recomendable, por tanto, por partida doble: como eficaz vehículo de transmisión de aquellos temas que le eran gratos a Huxley y que le suscitaron incontables reflexiones, y como novela en sí misma, deliciosa, de maravillosos personajes bien trazados, que acompañan al medido viaje de Sebastian en pos de abrirse al mundo, a la sensualidad y al conocimiento. (Carlos Cruz, 14 de septiembre de 2015)
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