El enorme magnetismo del libro reside en gran parte en Gary, su protagonista y narrador. Orgulloso, descarado, pero de una nobleza irreductible, y con mucha mala vida a sus espaldas. Alguien profundamente herido, pero decidido a sobrevivir a todo; también a sí mismo. En su descenso a los infiernos hay algo inmaculado, a pesar de todo: el fuego que habita en Gary. Su fuerza y su autenticidad. Y el azul de sus ojos, como un día despejado. Este maleante encantador es un caballo desbocado que en un momento de su vida pierde pie. El show de Gary es una novela memorable acerca de las victorias sobre uno mismo, un recuento de todos los fantasmas interiores que hay que vencer para abrazar el milagro ordinario del día a día y hallar la redención de una vida que podamos llamar nuestra.