Los hermanos Carl y Roy Opgard han triunfado, por así decirlo, en la vida. O al menos lo han hecho partiendo de las ínfimas posibilidades que les brinda un pueblo pequeño como Os. Carl dirige el ostentoso balneario, mientras que Roy sigue a cargo de la gasolinera y sueña con un parque de atracciones a lo grande, con una gigantesca montaña rusa, la mayor del mundo construida en madera.
Sin embargo, cuando el estado recupera los planes para construir una nueva autopista en la región, van a ser precisas acciones contundentes si quieren salvar sus proyectos de futuro. Por su parte, el alguacil de Os está a punto de dar con nuevas pruebas que demuestren la culpabilidad de los hermanos Opgard en varios crímenes del pasado.
Por suerte, a Carl y a Roy no les importa ensuciarse las manos para salvaguardar la prosperidad del pueblo o el apellido de su familia. No se detendrán ante nadie ni ante nada, ni siquiera para defenderse el uno del otro... sobre todo Roy, a quien le gusta usar metáforas relacionadas con su soñada montaña rusa: «Es demasiado tarde para bajarse, ya está en marcha».