Los habitantes del pequeño pueblo irlandés de Ardnakelty lidian con un verano especialmente tórrido cuando hace su aparición Johnny, un antiguo vecino que abandonó a su familia años atrás en busca de fortuna. Todos saben que es un embaucador, por lo que su aparición con un desconocido que asegura que hay oro en las tierras de muchos de los vecinos genera un gran revuelo y lógicas reservas, antes de que la idea empiece a calar en algunos de ellos. Los habitantes del pueblo comienzan a preguntarse si será cierto que tienen una fortuna bajo sus pies.
Tana French es ya una escritora de novela negra consagrada, contando sus anteriores obras con numerosos premios y reconocimientos. Precisamente, El cazador es una secuela de El explorador, en la que la autora recupera los personajes de Cal, ya más integrado en el pueblo tras dos años de su llegada a Ardnakelty, y de la adolescente Trey, hija de Johnny, y cuya vuelta está lejos de entusiasmarle. La relación de confianza entre Cal y Trey se ve amenazada por la llegada de Johnny, que pretende valerse de la ayuda de Trey para hacer prosperar su negocio.
El cazador es una novela con resonancias de western, que muestra muy hábilmente cómo funcionan las relaciones sociales en un pueblo pequeño. La autora no se limita únicamente a plasmar una trama policial, sino que le otorga una gran importancia a recrear la atmósfera de Ardnakelty. French se toma también su tiempo para dar forma a los personajes principales y las relaciones entre ellos, así como para dotar al lector del debido contexto.
Tana French articula su novela en torno a diálogos dinámicos y realistas, que muestran cómo debe de ser el día a en un lugar como Adnakelty. Abundan, pues, las conversaciones en el pub con una pinta de cerveza en la mano, en el colmado del pueblo o paseando por las tierras mientras juegan los perros. Esa autenticidad y realismo es el mayor aliciente de El cazador, una novela con una atmósfera de misterio inigualable. (Ana Rayas, 15 de agosto de 2024)
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