A mediados de los años setenta, Cabeza Borradora aparece como un ovni en el paisaje cinematográfico y marca los fulgurantes inicios de una obra extraña que prosigue desde hace más de treinta años, puntuada por filmes de culto como Terciopelo Azul, Corazón Salvaje, Carretera perdida o, más recientemente, Mulholland Drive, y hasta el reciente Inland Empire, y por una serie, Twin Peaks, que sorprende y seduce a los cinéfilos en el umbral de los años noventa y se convierte en modelo para la producción televisiva venidera.