De Reinaldo Arenas, “Celestino antes del alba”. Un relato construido por varios relatos. Un realismo mágico de vivencias, de sueños de vigilia y de sueños al dormir, de familiares agresivos y de familiares agredidos, de muertos, de vivos y de sobrevivientes, de costumbres, de pobreza y sobre todo de miedo, miedo latente que termina por eclosionar en una violencia constante. Todos estos relatos, narrados sin distinción de principio ni de fin, se encadenan uno al otro, pero no se sabe en que momento. Se ignora que personaje piensa o siente, antes de conocer la circunstancia en que sufre, porque de sufrimientos se trata. A veces el texto es un diálogo, a veces un monólogo interior, otras un pensamiento fugaz. Una historia de muchos hechos dolorosos y de pocos, muy pocos, hechos felices. Esta amalgama enmarañada trata de abrirse paso en la escritura de un personaje que todo lo escribe, hasta los árboles, su único refugio. Celestino es un pequeño, un joven que cuenta caóticamente su vida, su penosa vida que es, por cierto, un caos. Sólo la naturaleza le da cobijo y descanso, tal vez un poco de esperanza. “Y volví a la tierra” suele decir y continúa mirando el firmamento. Cuando la magia o lo sobrenatural lo envuelven, Celestino parece manejarse bien con ellos, quizás sean parte de su destino sin destino. Por todo esto, no es un texto sencillo de leer, requiere de solícita atención y de varias búsquedas de sentido literal o metafórico de palabras de uso corriente en el lenguaje del autor, pero que no lo son para los que leen y no las conocen. Celestino sufre y construye un relato de tristeza y fantasía.
hace 9 años