Este libro ganó el premio nobel en 1965 y personalmente es una joya de la literatura contemporánea. Hay que tener paciencia para leerlo, no es una lectura ligera, como suele ocurrir con muchos clásicos de la literatura rusa; pero si te entregas a ella disfrutarás formando parte del koljós de Gremiachi, y será una experiencia que difícilmente olvidarás.
hace 11 años
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