La publicación de la Trilogía sucia de La Habana supuso la revelación de un escritor cubano al que Felipe Benítez Reyes ha calificado de «una especie de caribeño Bukowski o habanero Henry Miller», cuyo desbordante talento no han hecho sino confirmar sus obras posteriores. Este volumen es el primero de la citada trilogía, un libro escrito a golpe de ron, música y sexo.