Novela de carácter psicológico y reflexivo, escrita no para entretener, sino para ir leyendo pausadamente y pensando y disfrutando a la vez de su magnífica prosa y su riqueza léxica. El protagonista es Lino, un joven bastante nómada y errático que va a casarse en unos días con el amor de su vida. Todo es perfecto y nada augura lo que va a suceder en breve. Novela de calidad, enriquecedora, con unos personajes memorables, y un fino y exquisito sentido del humor y la ironía. El mismo autor la ha definido como una novela de aprendizaje, que trata sobre todo acerca de la felicidad y la insatisfacción. En fin, es muy difícil resumir aquí todo lo que he encontrado en esta novela, hay que leerla y cada uno que saque sus propias conclusiones.

Esta novela trata sobre un tema recurrente en Landero: la búsqueda del sentido de la vida, de la autenticidad de la vida, intentar ser uno mismo en este mundo absurdo. Como siempre, Landero fascina y nos enternece.

Este libro no es solo el placer de leer, sino una hermosa reflexión acerca de la felicidad. Landero cada vez me fascina mas.

Ante la cantidad de críticas que de este libro hay en internet, por cierto todas muy positivas, solo recitare un párrafo del libro, con suficiente fuerza para animar a cualquera a la lectura de esta novela, y a reflexionar con ella: “si la vida se ha comparado desde antiguo a una obra de teatro, cuyo autor y director es el destino, no queda sino rendirse ante el arte diabólico con que ese gran artífice trenza las vidas y los días. A veces le sale una tragedia y otras una comedia, o un drama o un sainete, y casi siempre un surtido de todo. Pero es digno de ver y de admirar cómo una figura que aparece apenas entrevista en la primera escena acaba siendo un personaje principal muchos años después, o cómo un suceso de lo más nimio y fortuito se convierte finalmente en algo necesario y fatal, capaz de decidir el rumbo de una vida.”

Se supone que estos comentarios tienen la utilidad de orientar a otros lectores. En este caso desisto. No sirvo, me declaro ya Landerista incondicional. Solo me queda esperar su próximo libro.