El periplo de San Francisco Javier por el Extremo Oriente constituye la médula de este espléndido libro de viajes, en el que el ensayista Javier Mina sigue las huellas, todavía nítidas, del misionero navarro cuya fama corrió por los cinco continentes incluso antes de que lo canonizaran. En pleno Siglo de Oro español, recorrió mucho más de medio mundo, si se cuentan los trayectos que realizó en Europa junto a los viajes de ida y vuelta que llevó a cabo por el Extremo Oriente, una vez rodeó África tras zarpar de Lisboa. Y lo hizo imbuido de un rasgo singular: el de viajar teniendo siempre en su cabeza hasta los detalles más nimios de cada misión que creó o reconstruyó. Fue pionero en un mundo poco propicio, hecho de viajes lentos y de intercambios epistolares que tardaban meses, si no años, en culminarse. Navegó hasta Malasia, y de allí a las legendarias islas Molucas, célebres por sus ansiadas especias. Más tarde al refinado Japón, donde sentó las bases del cristianismo, y de allí a la ansiada China, donde la muerte habría de poner fin a su insólita hazaña. La hazaña de un hombre que emprendió, con sus solas fuerzas, la conquista de Asia.