“Nunca el arte de novelar ha alcanzado este rigor en la composición, esta rapidez de líneas. Sade o el arte de la fuga, la ofrenda musical de la conciencia de sí mismo [...] El Marqués, no lo dudemos, no es más feminista que humanista, en él hay lugar para cada discurso y su contrario (para algunos esto es lo más condenable), desenmascara todos los prejuicios sin ambages, eso es todo”.