Paul Moses vivía tranquilamente retirado, hasta que un día la agencia para la que había trabajado toda la vida decide que es un elemento peligroso y que debe ser más que retirado, eliminado. Afortunadamente para él no son capaces de matarlo, y desafortunadamente para la CIA, ahora clama venganza y se la cobrará de la única manera que sabe hacerlo: matando a todos aquellos para los que supone un problema.