"La patria es morada, amparo, hogar. Y también una sospecha que nos hace avanzar, no simplemente con nostalgia de retorno al seno maternal, sino hacia otra patria donde se tiene infancia y madre en la consistencia personal de nuestra libertad y nuestra historia. Sin patria, es decir, en un mundo sin sentido, el hombre carece de su libertad más originaria.Tenemos que ganarnos nuestra propia patria. Ella es nuestro patrimonio común, de tal suerte que cuando se la desconoce, se nos desconoce a todos; cuando se la veja, se nos veja a todos. Podremos sentirla inhóspita, pobre o injusta. Sin embargo, al concedérsenos una patria siempre somos fortalecidos. Y por el contrario, si carecemos de ella somos dañados para toda la vida. Quien ha perdido la patria en que ha nacido busca ganar una patria para morir. La formidable tumba de Lorenzo el magnífico, en Florencia, que los Médicis encargaron a Miguel Ángel, tiene grabado un epitafio muy sabio: "Allí donde está la patria, está el verdadero reposo".Por eso, la historia de la patria es al mismo tiempo don y tarea, recepción de sentido y creación de sentido.En Origen y destino de la Patria, Alejandro Pandra traza un itinerario que va de Hispanoamérica a la Argentina y de la Argentina a la Unión Americana. Desde ese punto de vista, nos invita a revivir la historia de cinco siglos en un recorrido que nos permite tanto reconocernos como asombrarnos.El autor ha publicado Hernandarias, profeta de la patria; Job o el desarraigo de la esperanza; Génesis de la Nueva Civilización y El hombre de pie, así como Dios lo hizo. Desde hace más de diez años edita el boletín electrónico Agenda de Reflexión."