Es ésta una obra breve, original e intensa que Ludwig Wittgenstein compuso durante muchos años. En estos apuntes, Wittgenstein opina tanto sobre la magia y la religión, como sobre las ilusiones de la explicación de los fenómenos emotivamente primarios o acerca de la semejanza en los comportamientos entre los primitivos y los civilizados. Y por encima de todo señala cuál es la condición del hombre moderno y su ceguera no ya para entender a los demás, sino para comprenderse a sí mismo. Porque se nos ha hecho opaca nuestra propia naturaleza. Una obsesiva necesidad de dominarlo todo ha tenido por consecuencia el olvido de nuestro ser ritual, expresivo y ceremonial. Su recuperación no implicaría irracionalidad, sino que, todo lo contrario, es la condición de la sana racionalidad.