«Tenía veinte años cuando leí por primera vez las Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke. En ellas aprendí algunas verdades, sobre mí mismo y sobre la poesía, que me han acompañado siempre. Mi trayectoria poética, gracias a las verdades de las que hablaban las Cartas y a las que ellas me ayudaron a encontrar, nunca corrió riesgos vocacionales serios, ni en sus momentos más difíciles.»