Ernesto Cardenal recibe el Premio Reina Sofía de Poesía

Ernesto Cardenal recibe el Premio Reina Sofía de Poesía

«Poesía es todo, incluido el Creador de todo. Poesía es Dios», ha manifestado el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) tras recibir de manos de la reina el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en un acto celebrado hoy en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid.

El poeta y sacerdote, artista polifacético, promotor de la Teología de la Liberación y que llegó a ser ministro de Cultura con el Gobierno sandinista que gobernó su país entre 1979 y 1987, ha dicho: «Que la poesía sea promovida por una reina es algo que debieran imitar los otros gobernantes».

En su discurso de agradecimiento ha recurrido al significado de la palabra Sofía, sabiduría en griego, para evocar esa figura «muy misteriosa y muy atractiva» de la Biblia que la tradición cristiana interpreta como «un atributo de Dios, como Dios en su creación y también como Cristo, sabiduría de Dios, y Palabra creadora de Dios».

Por ello, ha manifestado ante la reina, tocado con su sempiterna boina negra, con barba y largo pelo blanco y cubierto con un poncho también blanco, «es como decir que Sofía es la Poesía de Dios».

Entonces se ha acordado de la definición que Gustavo Adolfo Bécquer dio de la poesía, el conocido «poesía eres tú», porque si poesía, apunta, «es la persona amada, y pareciera que no hay nada más que decir», él añade: «Poesía es el amor. Y poesía es la amada que uno ama, y todo lo que uno ama y que lo ama a uno».

En definitiva, para el último galardonado con el XXI Premio de Poesía Iberoamericana, «poesía es todo, incluido el Creador de todo. Poesía es Dios».

Tras exponer esta concepción suya del arte poético, Cardenal ha recordado que la poesía «fue el primer lenguaje de la humanidad, siendo el lenguaje lo que nos hizo humanos y nos diferencia de los animales».

El teólogo nicaragüense ha afirmado también que «todo niño es poeta», y ha citado versos de niños enfermos de cáncer con los que trabaja en Managua en un taller de poesía, como uno que recordando a sus amigos muertos dice que al jugar hablaban de «qué hacer cuando nos muramos».

«Está afirmando ingenuamente y, tal vez inconscientemente, la resurrección» ha proclamado el vate, de 87 años, que ha concluido su alocución: «no debemos temer a la muerte, como aquel niño enfermo no tenía ningún miedo, esperaba jugar más».

Concede este premio de poesía Patrimonio Nacional junto la Universidad de Salamanca, y por ello han participado en el acto de entrega el presidente de Patrimonio, José Rodríguez-Spiteri y el rector salmantino, Daniel Hernández Ruipérez, junto al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert.

Rodríguez-Spiteri ha destacado de la obra del poeta nicaragüense «maestro en el arte de hablar, que ha hecho a través de la palabra expresión de su vida, de su ética y de su visión ideológica del mundo» está «arraigada en las profundidades de lo humano y en la dimensión social que nace de la persona».

De «torrenciales, abrumadoramente humanos, desbordantes de creencias y sentires», ha calificado los versos de un hombre cuya vida está marcada por tres términos, «palabra, ética, política», con una producción que supone «un referente en toda Iberoamérica».

El rector de la Universidad de Salamanca, que publica un antología del poeta distinguido en cada edición del premio, ha señalado que en la poesía de Cardenal todo «es verosímil» de manera que «a veces uno siente cuando la lee que se encuentra allí, que uno podría haber visto o vivido eso mismo».

Y evocando a Gabriel Celaya, le ha dicho que le ve retratado en cada línea de su poema «la poesía es un arma cargada de futuro».

Para el ministro José Ignacio Wert, su obra es «una fusión de contrarios, una sucesión de aparentes contradicciones que como en su vida misma consiguen alcanzar el equilibrio óptimo, la prueba evidente de su genio».

Porque sólo él, ha destacado, ha sido capaz de crear «un universo en el que lo prosaico y lo místico conviven en perfecta armonía» con Dios como «un invitado frecuente».

Los versos de Cardenal «no son sino otro medio para defender sus más íntimas convicciones, las que tiene como poeta y como hombre», incluidas unas creencias políticas, ha concluido Wert, «siempre honestas e insobornables, nunca rendidas al poder».

Madrid, 15 nov (EFE)

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