Aunque el inicio del libro coincida con la inmediata posguerra desde la óptica social de los vencedores y en su último tramo aparezcan personajes y situaciones de la gauche divine de los años sesenta y setenta, el tema de estas memorias de infancia, adolescencia y primera juventud no es el tiempo del estraperlo o la evolución hacia el antifranquismo de los vástagos de la burguesía y aristocracia barcelonesas, sino el testimonio de una individualidad singular en un no menos singular contexto familiar y amistoso, que ofrece una nueva visión de la evolución de Barcelona. El tono de Memorias de un extraño es deliberadamente neutro, cercano a veces al minimalismo: se eluden casi siempre los juicios de valor explícitos, pero la confluyente peculiaridad de la inflexión elegida y la materia abordada confieren su valor sugerente y alusivo a esta obra que tiene tanta ironía y poder de evocación como elegancia moral y expresiva.