El príncipe quiere casarse con una princesa de verdad, pero ¿cómo comprobar si se trata o no de una verdadera princesa? La reina encuentra una ingeniosa solución: coloca un guisante en la cama donde ha de dormir la joven esa noche, y luego pone encima colchones y otros tantos edredones. A la mañana siguiente...